Cuaderno Rubleviano

En mis costumbres diarias está usualmente y, dependiendo el sitio donde tome un café, leer o el ABC o la Razón -  prensa conservadora-.  Lo hago fuera porque, al contrario del Correo (Español del Pueblo Vasco- como diría Manolo)  no me produce ninguna tranquilidad para mi alma reaccionaria. Este efecto  puede ser  consecuencia de mi niñez en el diario "Ya" - en casa,  no se ejercía la fe monárquica y, por contra, siempre, la católica-. Ni siquiera el cambio de accionariado pudo influir en una desconfianza desasosegante- cuando leía el ABC - la "Razón" es otra cosa, pero mejor dejarla para otro día. Algunos de sus firmas son escalofriantes; Antonio Burgos, Carrascal y otros. Pero, últimamente, entre todos, a fuer del impulso que da el problema catalán, destaca nuestro querido Sostres. El lunes ha sido relevante el sitio en donde le he localizado, en la página final, con un artículo sobre Albert Rivera; Sólo, en este clima de confusión del PP, puede haber salido l

Oprah Winfrey me cae mal, muy mal. Y no tenía motivo. Creo que se trataba de un caso de trasvase del desprecio que me generan sus modelos patrias.Cuando apareció el otro día en los Globos de Oro, con el vestido negro y las "gafitas in"- mitad intelectual,mitad coquetería-  haciendo el " statement " contra el acoso sexual en el mundo del  espectáculo , introduciendo, para evitar  que alguien se preguntara su representatividad, el problema del racismo, supe que era fundado todo. Si yo gobernará en el mundo del espectáculo y deseará "reconducir" el problema- es decir, apartarlo de las primeras líneas- no dudaría de elegir a Oprah - para que elegir a una WASP, excesivamente bella o angelical, que haya sido víctima tal vez de uno-. Tiene ella todos los ingredientes mediáticos - mainstream" purito-  para "anestesiar" y "tratar"asépticamente  el problema social del abuso de poder; dándole otra salida,  más tranquilizadora, menos conc