Silencio sin eco

A Pepe Storch de Gracia, para que se recobren voces y no se cumpla la predicción del poeta: ¿de qué sirven los heroísmos del vencido?


Hay un momento en el relato de Angel Salamanca, sargento del ejército español (5º Compañia del Regimiento 262), en donde se produce el silencio. Un silencio que previene  la lagrima. Un instante en donde parece que cobran  vida los lugares , los ausentes, el cautiverio posterior. Hasta ese instante el relato es recio, tranquilo, sordo, de ordenanza,  en ocasiones, mezclado con sorna. Su posición se ha perdido al inicio de la batalla de Krasny Bor cuando se encuentra solo con otro, herido, cuelga un mortero y sale al Real. No queda nadie más. Cuando llega a dar parte a su capitán, Palacios, este le suelta la típica fresca, "hombre, por fin, se te han arrugado". La apuesta personal no tiene sentido; hace un momento en una avanzada, ha informado de la abrumadora presencia de tropas que anticipa la ofensiva soviética. Sin embargo, pide permiso para recuperar la posición con tres hombres. Cuando lo logra, el capitán le ordena retirarse inmediatamente. Acaba de ganar la medalla militar individual.

Les llovería ese día  una somanta de metralla y explosiones durante dos horas -primera de la guerra moderna que sufría la infanteria española. Vieron  morir a casi todos sus compañeros en la ofensiva, en medio del frío y lodazal ruso, cayeron prisioneros durante quince años. Y , a pesar de todo, solo su alma se resquebraja por un momento cuando habla de la honra reconocida!

En la entrada del libro "Italia, mi ventura" de Luys de Santa Marina se recogen estas magnificas palabras: "Los soldados de bien, por hacer larga la vida de la patria, hacen la suya corta. Entre venenos y fatigas guardan la vida para un golpe; muerte no hace más estruendo que el que hizo el golpe que les dio la muerte. Su mira, en su vida, solo fue la buena fama. Ellos supieron merecerla, pero no hacerla. Quien la sabe hacer , debe labrarla . los hombres de pluma elocuente están obligados a la inmoralidad de la espada briosa", Juan de Zabaleta. En esto no digo que Perez Reverte lo cita también, por eso de hacerme el culto.

Silencio, silencio sin eco. Yo no creo que los supervivientes tengan pesar por no ser reconocidos. Los que lo denuncian, Ricardo, amigo, y unos más, siempre intentan la recuperación de un ideal . No, pero nos son sus ideales lo que necesita ser conservado sino su actitud y hombría, inmemorial, la que sigue corriendo por nuestras venas.

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