La paradoja que inunda al reaccionario en la modernidad y un apunte sobre Zizek

I.-


Esperaba no tener que hacerlo, pero, para su desgracia, el nuevo ministro plenipotenciario comenzó a trazar unas palabras corteses, diplomáticas. El reaccionario miraba nervioso a la concurrencia, mientras su compañero y discípulo, ya comenzaba unas protocolarias frases sobre la defensa de los derechos humanos que creía, supongo, adecuadas para la concurrencia. La condecoración se denomina "Orden de la Democracia, Simón Bolivar". Vaya lió que le había metido Amparito. Recibir un premio con todas esas denominaciones, desde cualquier pasado ultramontano, no podía tener más connotaciones que las negativas. A Dios Gracias  vino el espíritu de  José Carvajal y Hue, y distrajo a los presentes, con la mirada del niño en el Parque del Oeste madrileño, ante la estatua solitaria de Simón Bolivar.

El que escribe se distraía viendo si el traje que llevaba el Sr. Uribe estaba bien hecho. No esperaba menos de quien venía de Londres; la franela parecía buena, pero la hechura era mejorable. Miraba de vez en cuando al reaccionario y, pensaba, que ya no cabía la huida. Por otra parte, la sala en donde el acto trascurría correspondía al antiguo taller y garaje de los coches del Palacete. Estaba habilitado ahora para exposiciones;  una exposición de arte moderno, osea, los cuadros no desentonaban con el blanco de las paredes, si bien,  concentre la mirada en el antiguo foso, todavía tenía los tablones grises y me parecía que, en general habían estropeado el lugar . Qué extraño juego éste, más cuando abierto el garaje, el frío sol no lograba calentar  la estancia. Un jardín con algunas mesas y sillas esperan futuras visitas. Me sonreía por dentro imaginando la carcajada que, desde el cielo, probablemente estuviera trazando Nicolás Goméz Davila a su admirador. Disimulaba yo, no obstante, inmutable, al lado de Isabel del Castillo, pues en el mundo de la diplomacia no cabe mayor pecado que los sentimientos. 

II.- 

Mientras leía el artículo de Slavoj Zizek en el Mundo (" Extraños en tierra extraña")  va poco a poco trazándose las ideas de esta nueva entrada. Y es que, no hay escapatoria para casi todo  reaccionario en la modernidad. Cualquier reconocimiento que tenga, será en instituciones, por personas, en grupos que no "reconozcan" otro mundo de ideas que las derivadas de la  Ilustración y sus hijos - liberalismo o socialismo-.  Pero es más, no hay posibilidad de ser un tradicionalista "fetén", no sólo por que, genéticamente, venimos de quien venimos (la burguesía acaparadora del primer estado liberal español), sino por que no hay en nuestro esquema de pensamiento, lugar para una comprensión cabal y capacidad de vivencia del pensamiento previo a la modernidad - es más, Maistre ya debe considerarse dentro de ésta, como una primera contestación a ella-. Así resulta, ilustrativo el ejemplo que nos pone Peter Slodertijk, en "Los hijos terribles de la Edad Moderna" (2015), cuando, al hablar de Charles-Henri Sanson, verdugo que fue nombrado por Luis XVI, persona a la que después "legitimamente" decapitó, dice: "Si un verdugo de convicciones realistas ejecutó a su propio señor anterior, solo pudo cumplir su tarea en tanto que traspasara su lealtad del rey y la monarquía a sus sucesores, autoproclamados y no acreditados, fueran los que fueran". Nosotros somos también verdugos del mundo antiguo; si bien, como reaccionarios, pedimos hacerlo no por convicción, sino protegiendo  la última libertad del hombre, la de su conciencia, dado que no reconoce en lo nuevo más que destrucción y caos. 

III.-

Recojo como siempre unas palabras extrañas de Marc D. Hauser ( La mente moral, Paidos 2008):

 "la psicología del altruismo evolucionó hasta permitir hacer frente a ocasiones presentadas por el entorno cercano, al alcance de nuestra mano. Si bien no hay garantía alguna de que vayamos a ayudar a quienes tenemos más cerca, los principios que guían nuestras acciones y omisiones se explican más facilmente por la proximidad y la probabilidad. Una niña herida tirada junto a la carretera pone en marcha un mecanismo psicológico de actuación consecuente que tiene grandes probabilidades de éxito. Nos compadecemos de ella y vemos que ayudándola aliviará con toda probabilidad su dolor y le salvará la pierna. Ver la foto de varios niños hambrientos produce también una emoción , pero las fotos no provocan el mismo tipo de intensidad emotiva que el objeto real".
Digo extrañas, en cuanto se enfrentan a una serie de disposiciones  que, sin querer se muestran en el artículo de Zizek. Frente a la  idea general que trata de mostrar -estamos ante una "murga paranoica sobre la amenaza de los inmigrantes...una patología ideológica de la idea de una punta de lanza de una nueva invasión islámica-, brotan pensamientos "inconscientes": la necesidad de una represión ("la razón por la que la peor reacción a la paranoia....es hacer la vista gorda), de incrementar el discurso ("ese silencio es lo que realmente refuerza a nuestros enemigos racistas"), de procurar la ideologización del problema ("la ayuda humanitaria hace el papel de gratificación por su capitulación politicoeconómica"; "la primera reacción de la izquierda (frente a cualquier atentado)  no es una defensa agresiva sino un examen de conciencia": ¿Qué hemos hecho para merecer esto?) frente a una humanización generalizada o paternalismo racista  cuyos efectos los considera nulos. En este sentido, cuando dice que debemos tratarnos como "extraños", procura de nuevo el ideal transformativo y progresivo de la Ilustración: "volvernos universales". La desnaturalización del hombre moderno - tal vez un poco más-.

Pero, como siempre, brota lo que es el ser humano, sus instintos. Lo que dice Zizek puede estar bien, pero,  de nuevo,  es la aplicación de la ingeniería social a que nos tiene acostumbrados el pensamiento moderno. Le prefiero en la lejanía; por ejemplo cuando nos habla del papel reprimido de la mujer en el Coran, en su libro "Islam y modernidad. Reflexiones blasfemas"(2013). Allí, no tengo que firmar para ser suscriptor de UNICEF y evitar el hambre en el mundo. Leo: 
"la mujer es una invitación porque representa la <<indecibilidad>> de la verdad, por una sucesión de velos debajo de los cuales no hay ningún núcleo oculto; al verla, creamos la ilusión de que hay, por debajo del velo, la verdad femenina, la verdad horrible de la mentira y el engaño, por supuesto. Ahí reside el escándalo oculto del islam: solo una mujer , la encarnación misma de la indiscernibilidad de la verdad y la mentira, puede garantizar la verdad. Por esta razón, tiene que permanecer velada...La verdadera elección....(es) entre la elevación del Lejano Oriente de la mujer como Diosa-Madre, sustancia generadora-y-destructora del mundo, y la desconfianza musulmana de la mujer que, paradójicamente, de una manera negativa, presenta mucho más directamente el poder traumático-subversivo-creador-explosivo de la subjetividad femenina".

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