Zizek en España



S. Zizek se presentó la pasada semana en Madrid para impartir una conferencia en defensa del "socialismo burocrático" que, más que nada, fue un ataque a la tendencia libertaria (por individualista) y fragmentada  en sus reivindicaciones del progresismo post-moderno.  Los medios de comunicación resaltaron el éxito de público de la misma.
No obstante, nuestra "intelligenstia" se ha mostrado profundamente crítica con el filósofo y su "espectáculo"(1). En este punto, como ya resaltaba J. Ebola, no es extraño la respuesta inmediata de José Luis Pardo en el País ("desmontando a Zizek"), en donde se destaca no sólo  el "vacio" del discurso, sino su peligrosa deriva a la radicalidad; por ello, reclama la necesidad de recuperar el ideal racionalista de la Ilustración. Pero no nos engañemos, gusta y gusta mucho, por que, deja fuera  una deslegitimación de la violencia en si; en nuestro mundo postmoderno, la izquierda ha logrado deslegitimar la violencia "fascista" ( propiamente todo el arco de la derecha, sea violencia real o violencia simbólica) pero "conserva" la necesidad/utilidad de implantar por la fuerza sus posiciones. Entendámonos, por la fuerza de la "voluntad general"; milagro hermenéutico derivado de la separación entre el "verdadero" pueblo (aquellos que me siguen y tienen conciencia) y los "otros" ( los que no nos representan y los que están alienados por ellos).¿ Pero, dada esta premisa, porque no triunfan las posiciones de ella - en su linea más pura podemíta? Si nos atenemos a Zizek es consecuencia de la falta de radicalidad y universalidad de la respuesta. Las pequeñas y múltiples reivindicaciones sociales (mujer, indigenismo, multiculturalidad) son expresión de la aceptación postmoderna del capitalismo que vacían a las masas e impiden la concentración de su esfuerzo en un cambio radical. Frente a  ello, la vuelta a la Ilustración proclamada por Pardo procura reintroducir la idea de un posible progreso de la humanidad a partir de la racionalidad,  si bien  esconde el deseo de la intelligentsia de controlar a la masa, tal como proclama Slodertijk, en "Normas sobre un parque humano". El miedo, el miedo a la bestia (violencia) no se esconde. Pero, si algo nos enseña las palabras de Zizek, al que no tengo empacho en calificar de reaccionario ( de izquierdas) (2), es la posibilidad de profundizar en una critica a la modernidad a partir de las paradojas que nos ofrece y los juegos culturales lacanianos.

(1)Algunos rasgos cómicos de la cuestión: no todos los materialistas están conformes, como no la escuela de Gustavo Bueno, plantea un primer embate de los puristas. Quien lo aguante tendrá un premio.
(2) Si, cuando digo reaccionario, se entiende siempre en el lado conservador, pero cuando se nos ofrece ya casi dos siglos de pensamiento radical de izquierdas, deseo poner sobre la mesa que hay quien retorna eternamente a los ejemplos del pasado para castigar las tendencias modernas de su propia esfera ideológica.

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