El Duque de Suarez: la recuperación de una sombra del hijo

La muerte de Adolfo Suarez ha permitido a todos los que teníamos uso de razón ejercitar la memoria. Incluso, en mi caso, ya este retorno lo había provocado Gregorio Morán, en una entrevista en un periódico digital. Volví a coger su libro y el de los Fernandez Miranda sobre la figura de Torcuarto para repasar episodios como el del nombramiento de Suarez para el Consejo del Reino  que bien podrían salir en la serie "House of Cards".

De nuevo, la pasada noche me reencontré con Morán en un artículo, igual de "canalla" que el que dedicó el sabado Arcadi Espada al hijo de Manuel Vazquez Montalban en el Mundo. En este caso no tuve que ir a los libros dado que, en mi época universitaria, conocí tanto a Adolfo como a Mariam. Los episodios relatados se juntan con varios artículos, en diversos periodicos impresos, que criticaban el deseo que tenía el hijo de conseguir, preteriendo a su sobrina, Alejandra Romero Suarez, el Ducado con Grandeza de España. Para los que conocimos a Mariam, sabemos que si su hija tiene una mínima parte de inteligencia de su madre, el título estará mejor en sus manos.

Digo que el artículo es canalla  no por su falsedad, sino por retratar excesivamente la realidad y la persona.Su contundencia es, ciertamente, rechazable. En su caso,  el exceso de luces y taquígrafos  hace que la persona esté  sometida a la crítica sin posibilidad de esconderse; es más si, durante toda su vida,  tuvo el temor de padecerlo, es  ahora, en esta época más clara y sin la protección de la sombra de su padre, cuando  no es posible esconder las miserias y los defectos que, por desgracia, creo,  TODOS tenemos.


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