La adjetivación en la Historia y el pasado franquista

Acabé por fin , prometo no volver a leer durante una temporada textos pretendidamente históricos escritos por periodistas. Sobre la mesa me espera, para curar las heridas, "Dora Bruder" de Patrick Modiano. También seguiré con Rozanov y con Drieu.

No obstante, lo han logrado.Digo, su propósito : echar mierda sobre la figura siempre dudosa de Cesar González Ruano. La Fundación Mafre, a pesar de no permitirles ver sus archivos - dada la falta de rigurosidad del texto-, ha eliminado el nombre del autor de su premio de periodismo. La Sentencia que dictan, en el momento del epílogo, es contundente: "porque es un premio de periodismo, y el periodismo no es literatura.... El periodista debe tener una ética superior al novelista....Alguien con implicación moral. Como periodista, Ruano violó todos los códigos deontológicos de su profesión: desde firmar artículos que no escribió hasta cobrar por hacer propaganda ideológica envenenada". Ahora bien dicen: "Más de tres años de investigación, más de veinte archivos en ocho países y no hemos podido demostrar las acusaciones que Eduardo Pons Prades lanzó contra Cesar González-Ruano: que estaba implicado en matanzas de judios en Andorra... Pero podemos demostrar que Ruano traficó con salvaconductos y que engaño a judios que acabaron en los campos. Que delató a sus compañeros de celda en Cherche.Midi...".

A pesar de su elevada condición moral, nada dicen sus autores (Rosa Sala Rose y Pácid Garcia Planas) de rellenar la mitad de un libro con una serie absoluta de conjeturas y hechos que no se logran relacionar; nada dicen de mostrar  un grupo de testimonios dudosos - es cómico que se crean la versión de la delación en Cherche- Midi-. Ruano tenía poderosos amigos, el embajador español, el agente Pedro Urraca y otros, por lo que no necesitaba decir lo que había oído en la celda a los alemanes; es decir lo contrario que pasaba con los que se salvaron en la celda y después le denunciaron. En relación a las conjeturas, resaltan la del piso alquilado a Ruiz Aranda y  la "estafa" a Rosenthal  que no se sostienen a partir del resto de hechos y amigos que rodeaban a todos, aparentes verdugos y victimas. Sorprende  que, posteriormente, ninguno recriminó a Ruano ninguna falta.

Pero lo llamativo es la necesidad que tienen los autores de utilizar los "adjetivos" despreciativos  para alejarse del "homenajeado", la forma en que se unen hechos comprobados con conjeturas para tratar de hacer conexiones de las que falta prueba alguna, la necesidad de introducir al lado del "homenajeado" personajes que logren "contaminarle", las generalizaciones....etc. El libro es todo un ejemplo de lo que denuncian: la violación de códigos deontológicos relacionados con la verdad. Pero, están de suerte, en nuestros días, si pretendes denunciar "franquistas" la gente no te va a pedir más. En eso, digamos, son más ventajistas que Francisco Umbral, al que no paran de insultar, éste no tenía reparo en reconocer meritos literarios y otros a pesar de no comulgar con las ideas.

Es cierto, el libro está mejor escrito que otro contemporáneo que ya rebasa todos los límites (Agente 447, el hombre que detuvo a Lluis Companys, de Gemma Aguilera). Este último lleva al paroxismo de la hipocresía. Se trata de una aparente historia del agente Pedro Urraca. En ella  introduce fotos familiares del "homenajeado" que la autora se ha provisto a partir de la visita a su hijo Juan Luis Urraca - sale en los agradecimientos-. Y, como pudiera parecer excesivo el "engaño" que realizó para lograr los únicos documentos auténticos que tiene en su historia del personaje,  justifica la utilización del hijo en los "maltratos" que le reportaba el padre - no introduce autorización alguna del hijo para realizar esta descarnada crónica del padre-. Es decir, una suerte de venganza pública que se logra por "elevación" de la privada. En este caso, el contenido del libro es irrelevante - faltan pocos años para que los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores nos pongan negro sobre blanco-. Pero a la periodista, moralmente superior, le da lo mismo; ella hace un libro, sin más hechos que la detención de Companys. Es decir, le sobran 190 hojas de las 200 que tienen; el resto es corta y pega de datos históricos de sobra conocidos.

¡Qué baldones estos para  la historiografia sobre la Francia de Vichy y los españoles¡. Ahora bien,dado que los autores se han permitido utilizar el "método conjetural", yo también me adhiero a él. Me  fijo en un dato, los/as autores/as son periodistas de medios catalanistas, esencialmente "La Vanguardia" y el "Les Temps". Ambos necesitan, tal como demuestra  día a día en su blog Arcadi Espada, alejarse - probablemente,  también la burguesía catalana a la que pertenecen- de su pasado franquista.  En el aquelarre es necesario que los autores de la derecha franquista desaparezcan de sus librerías. La simple verdad que siempre se conoció: Ruano era un periodista inmoral no les basta: era un cómplice del asesinato de judíos. Así queda mejor.

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