Islamofobia, Houellebecq y el progreso

Si un editor dibujara un escenario "ideal" para la distribución de un libro de un autor "fetiche", es probable que el atentado en París contra la sede de Charlie Hebdo y los sucesos siguientes se vieran como tales. Con toda su tragedia e inhumanidad, el libro de Houellebecq "Soumission" será un éxito. Tanto ha sido así que el propio autor, horrorizado, ha escapado de París - escondiéndose no sólo del miedo sino de la prensa-. Ahora, es probable que esté pasando la penitencia al saber que su amigo, Bernard Maris era uno de los asesinados. El fin para éste, el éxito para aquél que sobrevive. Como siempre digo, los detalles hacen la historia y no los grandes trazos a qué estamos acostumbrados en España - por esa clase periodística, amiga de las "ideas" y de los "premios"-. 

No se entiende Houellebecq sin los rastros que, tanto en las entrevistas, como en sus escritos, va dejando. Así, como una nueva pista, lanza en una reciente entrevista el nombre de Huysmans. Sí, cada día se veo más claro la necesidad del autor - desde el argumento psicologísta a raíz del abandono de su madre, hippie irredenta - de "reaccionar" contra la modernidad (años 60 a 80). La modernidad como ideología cínica (véase también Bloy). Lo cual le lleva, también, a "enfrentarse" a las ideaciones modernas sobre la sociedad multicultural como aquellas en donde,si todos "aceptan"  unas reglas formales de tipo democrático, no habrá enfrentamiento por  convicciones religiosas, ideológicas o de modo de comportarse socialmente  - propias del mito irreflexivo del progreso - De ahí su grito "La República está muerta", como reflejo de la idea de que la Ilustración sólo permanece como proyecto en cuanto sea un pensamiento dominante no sólo formal sino materialmente. Este argumento no es visto por Volpi que habla de la banalidad  de la novela en el sentido de reflejar: los miedos de nuestra época y la crítica de un intelectual a la socialdemocrácia como ideología hegemónica que determina un juego de hipocresias - como paso con la burguesia en el siglo XIX-. Así, ya claramente en el texto "Philippe Murray en 2002" dice: "El ingenioso crítico Pierre Assouline llegó incluso a descubrir que siempre me había espoleado un odio obsesivo por los árabes; y que éste era contra todas las apariencias, el verdadero tema de Plataforma, y tal vez de todos mis libros. Realmente me pregunto cómo conseguí aguantarme para no llevar a juicio a ese miserable; no cabe duda de que debería trabajar mi <<envidia de penal>>. Dejando a un lado mi caso personal, cualquier observador atento se dará cuenta de que pronto vamos a tener problemas en este aspecto. El hombre de izquierdas, sin dejar de perseguir al islamófobo, va a tener que seguir apoyando a Taslima Nasreen (que, por su parte, va por ahí repitiendo alegremente que la estupidez y la crueldad no son para nada monstruosas desviaciones del islam, sino parte de su naturaleza intrínseca): consideremos también que lo más probable es que estos ejemplos se multipliquen, sin contar con que la chusma de los extraradios se está volviendo antisemita y todas las demás preocupaciones. Deberíamos recordar a esas ratas de laboratorio, sometidas por etólogos sin corazón a incesantes estimulos contradictorios. Ya no recuerdo con exactitud lo que les pasa; pero no es muy divertido que digamos. En resumen: el hombre de izquierdas echó a andar desde el principio con el pie izquierdo" (Traducción en "Intervenciones", Ed. Anagrama, Barcelona 2011)..

Es cierto, está pretensión está en Marine Le Pen, en lo político, y en un grupo de filósofos  a los que llega la tradición antimoderna francesa - muy rica pues no sólo incorpora las antiguas ideas monárquicas, católicas, regionalistas frente al Estado centralizado, republicano y laico-. Pero, lo más sorprendente es que los demás partidos franceses también - a pesar de que cinicamente pretenden esconderse a través de esta ideología multuculturalista- participan en el discurso. De ahí que en Francia se sepa distinguir, como vemos en Bernard Henri Levy. Ya lo advertía Houellebecq en el artículo anterior: "...me dirijo a vosotros, amables, reaccionarios clásicos, nobles  guardianes de la antigua morada. Alegraos en estos días navideños porque el Eterno os ha concedido una copiosa posteridad...Sabeis que Filkielkraut y Taguieff son reclutas temibles, capaces de pulverizar a cualquier segunda izquierda, si es que aparece. El caso de los novelistas , os lo concedo, es más espinoso. Pasemos rápidamente, con vuestro permiso, sobre el problema de las costumbres (droga, sexo libre); ya habéis asimilado a muchos otros que no valían mucho más. Pero ¿quien puede prever lo que pensará Maurice Dantec de aquí a cinco años?En este momento parece nutrirse de buenos autores (Revel, De Maistre); pero el proyecto de fondo sigue siendo una síntesis de catolicismo y Nietzsche (sic). Proyecto imposible y por ello mismo preocupante, porque aunque pueda dar lugar a ciertos extras interesantes (producción de obras maestras), no ofrece ninguna garnatía real de fiabilidad idelógica. Mi propio caso, lo admito, y teniendo en cuenta los autores a los que me guasta citar (Schopenhauer, Auguste Comte, Wittegenstein cuando estoy de buen humor) es casi igual de problemático".

Hace un momento un anti moderno declaraba:no es fiable Pegida y muchos islamofobos. Otro declaraba no ser Charlie.... Claro, como ser el antiguo enemigo, trasformado en héroe en la sociedad abierta. 

Comentarios

  1. "Ahora, es probable que esté pasando la penitencia al saber que su amigo, Bernard Maris era uno de los asesinados", es muy probable Joaquín. La frase me ha conmovido.

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