II. Una critica al Trabajo Social institucionalizado

"A mi me llaman el loco porqué estoy equivocado"


i.-
Vuelvo al comentario anterior, estábamos en un punto crítico: el ejemplo de la alumna africana. Inicialmente, se podría hacer un apunte crítico al etnocentrismo de la profesora estadounidense. Pero la cosa  va más allá, pues me parece  que la selección del supuesto para explicar y valorar positivamente el trabajo social  es problemático; planteado en el ámbito californiano - sociedad abierta-, esconde la pretensión de transformar a todo individuo que choque con las convenciones sociales actuales. Frente a ello, en un futurible una actividad pro derechos del colectivo homosexual de la alumna en su propio país africano, la  enfrentará con su sociedad. Y, por lo tanto, presentará no pocas dificultades para el reconocimiento, en su entorno, de esta actividad como una intervención "pro" social. Es decir, lo que hubiera sido interesante de la selección del ejemplo no es la "experiencia" de la profesora en un aula con alumnas mayoritariamente pro derechos, sino el estudio y reflexión sobre si la homosexualidad puede verse como  un campo propiamente de intervención social en toda sociedad - "en esencia", es decir, sin consideraciones históricas- y, en su caso, el examen los recursos que, desde la intervención social, se pueden poner en marcha para lograr, escalonadamente, el paso de una sociedad represiva frente a un colectivo humano a una abierta. Esos recursos ¿Qué naturaleza tienen?¿Lo educativo no es el previo a  lo opresivo/normativo? Allí la cosa empezaría a complicarse, ya que el trabajo social institucionalizado siempre trabaja "cara al viento"; es decir, a partir de que las convicciones sociales pro derechos se hacen, más o menos, mayoritarias en la comunidad. De ahí que no haya reflexionado suficientemente sobre los elementos críticos del proyecto de la ilustración, incluso pro derechos. El "progreso" determina siempre un movimiento de eje/paradigma social. El Trabajo Social institucionalizado es curiosamente un campo en movimiento,ajustándose a lo reconocido como "de interés" por el Estado, visto  acríticamente cuando tiene una apariencia pro derechos.

En este campo, nuestra historia es siempre una enseñanza; la legislación contra la homosexualidad - derogada en 1995 si bien se dejo de aplicar genéricamente a la llegada de la democracia- no sólo era producto de una sociedad eminentemente católica, sino consecuencia del histórico rechazo de las sociedades tradicionales al "diferente", sobre todo en cuanto realizara actos contra la moral colectiva (véase , como originariamente se castigaba la conducta homosexual desde los primeros Códigos Penales , hasta la ley de 4 de agosto de 1933 que excluye la conducta homosexual como explicitamente dentro del campo de la ley de vagos y maleantes) y la creencia de que era posible su rehabilitación (veáse, ejemplificativamente, las leyes de 15 de julio de 1954 y 4 de agosto de 1970, de peligrosidad social, pero recuerdese también que hasta 1973 no se eliminó de la DSM la homosexualidad como patología). Es problemático decir que, desde un campo de intervención social institucionalizado se hiciera una labor de transformación de los ciudadanos,así  parece decirlo Angel Luis Maroto Saez (Homosexualidad y Trabajo Social, Siglo XXI, 2006, p.XXIII): "La presente obra tiene su acta de nacimiento en el año 1993. Era, en este tiempo cuando cursaba mis estudios en Trabajo Social en la Universidad Complutense de Madrid y, ya por entonces, surgió en mí la necesidad de romper el silencio que transitaba las aulas en referencia al tema de la homosexualidad...". Año ese de 1993 cuando entre como profesor en la escuela. efectivamente, por lo menos, desde mi rama de conocimiento, no hay momento de ruptura de nuestros paradigmas - con fuerza carga en la moral social del momento- hasta los trabajos de Nicolas Perez Canovas. Me lo encontré cuando preparé un texto para la Asociación Henri Capitant, sobre el derecho de las minorías, que publico la Revista de Derecho Privado en el numero de enero de 2003 ("Las minorías en el Derecho Civil"). Desde mi posición tradicional y conforme con el paradigma de la moral convencional me resultó raro que más tarde cuando acudí a Portugal a la Universidad Fernando de Pessoa a tratar el tema de la transexualidad, me convirtiera en una referencia para el colectivo

PD: Parecería que soy lo que no soy. Reconocerme como reaccionario es importante. divertido recojo las palabras de un comentarista de Leonardo Sciascia  (Actas relativas a la muerte de Raymond Roussel, Gallo Nero, Bilbao 2010), cuando nos dice:

"Curioso parecer, en alguien que declaraba sufrir una suerte de neurosis racionalista" Aunque bien es cierto que por encima de su amor ilustrado por la razón estaba su amor partisano por la verdad"
Efectivamente, razón y verdad no son lo mismo; ni uno es medio para que el hombre conozca la realidad. Nuestro carácter animal y la fuerte carga genética de autodefensa determinan que la razón humana sea, tal como reconocen, los hijos críticos de la Ilustración, sea falible . Pero también, como debe estudiarse, la acción humana produce la desviación del mundo de la causalidad de tal modo que las Ciencias Sociales no saben, casi nunca, ni dar el peso suficiente a ésta - distinguiéndola de las ideas que las sustentan- ni tampoco hacer pronósticos adecuados. En este punto, en contra de sus comentaristas (Massimo de la Torre y Cristina Garcia Pascual), "Religion Secular" de Hans Kelsen es un texto fracasado - el autor yo creo que fue consciente-. La pretensión diferenciadora del proyecto de la Ilustración y del de toda Religión no puede hacerse sobre las convenciones del lenguaje o sobre el fin último de cada proyecto, sino porqué uno muestra una confianza exagerada en un instrumento epsitemologico tan imperfecto como la razón humana, mientras otro, acertadamente, muestra la confianza fuera del hombre ( en ese Dios callado y silencioso). Pero Kelsen también sufre de neurosis racionalista y no lo vé (PD.: Hablare más adelante del texto).

¿El Trabajo Social ha superado la infancia ilustrada? ¿Hasta que punto los discursos aparentemente críticos le han mantenido en la misma?

ii.-



Termino la lectura anterior de Pitkin,con su conclusión al capítulo sobre la Justicia:
"Se dan diferencias importantes en los distintos reinos del discurso, y algunas veces nos hacer querer decir que las matemáticas y la ciencia son objetivos y racionales de un modo en que no lo son la ética y la estética. Pero hay que tener presente tres importantes modificaciones para comprender esta proposición: En primer lugar, las diferencias no son dicotómicas sino plurales, las diferencias existentes entre la objetividad en las matemáticas y la ciencia, y en la ciencia  y el sentido común cotidiano, o en la ética o estética, son todas tan interesantes e importantes como las que existen entre la objetividad en  la ciencia y en la estética. Agrupar todas estas diferentes reinos del discurso en dos grandes clases realmente oscurece en lugar de clasificar. En segundo lugar, las diferencias que existen resultan de como actuamos, de como operamos con el lenguaje en estos distintos reinos (...). Toda expresión, toda verdad, todo juicio, toda afirmación son de hechos elaborados, valorados, aceptados o rechazados por ser falibles. En tercer lugar, existen también diferencias importantes dentro de cada reino del discurso entre lo racional e irracional, entre lo autoreferencial y lo impersonal, entre lo competente y lo incompetente, entre los modos de hablar bien apoyados o sin apoyo".

Esta párrafo largo pero magistral nos invita a una aproximación al conocimiento pretendidamente objetivo construido de modo argumental y competente. Sin embargo, se nos advierte correctamente de la imposibilidad de la fundamentacion última; a partir de la exposición del trilema  de Munchhausen de Hans Albert (racionalismo crítico) en donde toda propósito de fundamentacion acaba: a) "bien en una regresión al infinito en busca de premisas (regressus ad infinitum), b) bien un círculo vicioso de deducción , que otorga la cualidad de premisas a leyes ya deducidas (petitio principii), o, c) por último , una ruptura del proceso deductivo en un punto determinado, para establecer premisas dogmáticas que sustituyan la fundamentacion por una decisión (interruptio)"(Elorza Saravia, 90).

Por supuesto, junto a ello, la utilización de métodos y técnicas de investigación social deben cubrir los argumentos y razones de toda reflexión, sea descriptiva o valorativa o prescriptiva.

iii.-

Saltando desde el problema del Trabajo Social, siempre te asaltan otros asuntos.

Aplicando el análisis, dentro del  conflicto que se ve en Cataluña y los discursos, hay algunos que no se alejan del estricto marco jurídico y  descriptivo; evitando  utilizar argumentos con fuerte carga emotiva, se pretende que el discurso propositivo de lo que "es" la norma reduzca la carga sentimental.  Sentimentalidad por "por lo propio" unido al fomento de las diferencias con los demás; con el otro que nos roba, que nos desprecia, que no compra lo nuestro...etc. Pero, en el plano de la lucha política, no utilizarlos retoricamente puede ser un suicidio.Veamos un ejemplo sentimental en el artículo ¿Lo mejor de los dos mundos?, cuyo autor un Catedrático de Ciencia Política (Francisco J. Vanaclocha) publicó el pasado fin de semana en el diario "Ahora":

"Cataluña posee, formando parte de España, un capital del que me cuesta creer que no sea consciente. Porque no es posible negar el importante peso que los actores políticos, sociales y culturales catalanes tienen en la España actual, esa España democrática y plural construida, consolidada, desarrollada y europeizada -como también oscurecida- con su indispensable concurso. No es posible negar que las cuotas de poder institucionalizado e influencia social que de hecho disfrutan dichos actores son muy superiores en el conjunto del Estado al que les correspondería en principio por meras razones demográficas o económicas. Y la gran mayoría de la sociedad española, lejos de quejarse de esta posición eminente, la acepta,por merecida, y está encantada de que Cataluña sea dentro de ella una fuente constante de modernidad e innovación y de que desempeñe, de hecho, una función principal en la producción y difusión de la cultura española al tiempo que promueve y refuerza  la identidad cultural catalana.España es para Cataluña mucho más que un mercado donde colocar tradicionalmente sus productos: es un espacio que comparte valores, proyectos, afinidades solidarias y significados simbólicos en el que lo catalán, en todos los terrenos, se realiza y goza de reconocimiento como pieza axial y motora.Pero ¿seguirá siendo todo igual tras la hipotética ruptura, tras esa eufemística "desconexión" que comportaría la independencia?¿Y de verdad les compensaría a los catalanes esa pérdida más que probable de posiciones "ventajosas" en el escenario español y,a partir de ello, en el europeo?¿Asumirán el riesgo de dilapidar ese capital?".
Este recurso a la sentimentalidad puede enfrentarse, en el problema con los nacionalistas, con  el hecho de que su discurso sentimental se aprovecha de la idea de democracia participativa. Ha crecido  ésta para ser además de   un instrumento formal de opinión,  la base deslegitimadora del proyecto de la Constitución de 1978. Digo que ha crecido, en cuanto una razón formal - pero con fuerte carga valorativamente positiva-  ha cobrado relevancia para "traer" al bando de los soberanistas a todos los ciudadanos catalanas posibles que pudieran ver el instrumento legal de 1978 como imperfecto. Identifiquemos el núcleo  problemático; de modo descriptivo,  cualquier referendum tiene que ser convocado por el Gobierno de todos y no por un territorio (autoridades de una Comunidad Autónoma), tal como establece regulativamente nuestra Constitución. Digo también que es problemática, valorativamente,  la asociación de la idea de que sólo los ciudadanos electores en Cataluña pueden decidir lo que pasa en el territorio de la Comunidad. Es una forma disociativa que permite, como ya es común criticar, ver los derechos de los ciudadanos como derechos de los territorios. No nos engañemos, en la trampa todos hemos caído.

Pero además, analíticamente, hay un conflicto entre Constitución - como marco regulatorio y, por lo tanto, limitativo de las formas de ejercicio de la participación política- y la Democracia - como idea general por la que se expresa de forma valorativamente positiva el gobierno de todos-. Así claramente lo puedo ver en el texto de Michel Troper "Constitutionnalisme et democratie: una antinomie? (Brunet, P.-Arena, F.J., Cuestiones contemporaneas de teoría analítica del derecho, Marcial Pons2007). De ahí que, en momentos de crisis políticas, la defensa de la Constitución ( de 1978) no tenga la capacidad de servir, como argumento convincente, para evitar procesos participativos. Debe reforzarse otros mecanismos de convicción política. No hacerlo es suicida

Comentarios

  1. ¿Cuáles serían esos dispositivos de seducción-convicción-integración?

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    1. Debe siempre escogerse aquellos mecanismos que, conforme al momento, puedan enfrentarse más apropiadamente a los del enemigo - entiéndeme, no rival, enemigo-. En esencia, para mi, no sólo deben aludirse a las incoherencias del proyecto independentista, sino remarcar que éste, al no participar en las decisiones comunes de todos, dejan en manos de los actores en Madrid, todo. Ese es el problema: como quieres gobernar tu pequeño reino de taifas, a propósito, dejas de interesarte por el proyecto común y retroalimentas performativamente la idea de los otros.

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