El texto de Pincus sobre la revolución: si nos estuviera pasando lo mismo

Hay en el libro "1688 La primera revolución moderna" Steve Pincus, un momento en la introducción que se me ha quedado grabado:

"En mi opinión, la Revolución Gloriosa no fue el triunfo de un grupo de modernizadores sobre los defensores de la sociedad tradicional. Mas bien enfrentó a dos grupos de modernizadores. Ambas partes procuraron, contra todo pronóstico, apelar a los corazones y las mentes de los reaccionarios. Creo que ésta fue una páuta típica de todas las revoluciones modernas. En la gran mayoría de los casos, las situaciones revolucionarias se crean cuando, por cualquier razón. el régimen en el poder resuelve que precisa modernizarse. Al hacerlo, el régimen extiende en la sociedad los zarcillos del Estado áun más profunda y vastamente de lo que jamás hayan ido, generando, necesariamente, resentimiento. A la vez, al anunciar una fractura con respecto al pasado, el régimen abre el camino a los movimientos opositores. Los revolucionarios potenciales ya no necesitan persuadir a sus conciudadanos para que rompan con las formas de vida tradicionales y fiables. Simplemente tienen que persuadirlos de que su modelo para el cambio es mejor. El régimen en el poder ya no puede contar con la habitual lealtad de las élites. Los revolucionarios de la Inglaterra de fines del siglo XVII establecieron el modelo para este patrón político ahora típico. 
¿A qué me refiero con moderno, modernizadores y modernización? Dichos términos se han convertido en puntos críticos en la discusión pública contemporánea. Muchos investigadores, por quienes tengo el mayor de los respetos, preferirían que nos deshiciéramos de estos términos  o que, al menos, limitáramos severamente su uso. A ellos, y a muchos otros, la familia de términos relacionados con modernidad les disgusta por dos razones. En primer lugar, se dice que moderno o modernidad jamás están determinados. Son términos que significan todo y nada. En segundo lugar, se afirma que los relatos de las modernización siempre leen la historia hacia atrás , partiendo de la perspectiva de las avanzadas democracias contemporáneas . Todos los relatos sobre la modernización se comparan con el resultado de la moderna democracia capitalista ( léase, no intervencionista). Se trata de cuestiones serias. 

Son dos aseveraciones interesantes. La primera,  la apertura anterior a la revolución que muestra cómo el propio "sistema" trata de cambiar - concurriendo con los que mantienen posiciones antisistema total o parcialmente-. De modo que, producida ya la quiebra del status quo, los más, la población indiferente tiene la ultima decisión; si están suficientemente resentidos, entonces cogerán los aires revolucionarios (contra sistema), si no se sienten suficientemente afectados de forma negativa, el sistema proveerá el cambio. Si bien, tengo claro que la Revolución francesa, como refleja claramente Furet o Cosin, planteó dicho dilema. Pero no lo tengo tan claro en la Revolución Rusa.

La segunda, relativa a la perversión del discurso historicista, en tanto que refleja sobre el pasado el canon de modernidad. Hay alguna dificultad de nuevo, ya que no siempre se dan claramente el mantenimiento de un discurso homogéneo que va desde la revolución al presente. Se producen rupturas. De ahí que tenga que rectificar el autor cuando tiene que hablar la democracia capitalista (no intervencionista), pues también en el lenguaje de las opciones políticas comunitariastas, se habla de modernidad como algo positivo y producto del efecto revolucionario - véase G. Pisarello, un Largo Terminor-.  

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