Es posible una escritura estética "normalizada" en las mujeres (Juana Dolores Romero)



I.-

Entrar en el mundo de la cultura, especialmente, en Barcelona, exige un grupo de adscripciones. Ser de izquierdas, utilizar sus conceptualizaciones, unirte a sus causas. Da un poco igual que lo que declares concuerde total o parcialmente con tu pensamiento. La pertenencia te permite sobrevivir, un "humus" sobre el que esperar la oportunidad de ser una misma. El premio, un sueño a partir del cual percibir un momento de libertad; no ya creativa, sino de pensamiento. Lo que viene de la derecha ni siquiera es considerado, no se "espera" nada de ellos. Funcionalmente, debe rechazarse, no cabe más que objetivar sus ideas, criticar sus estructuras, odiar sus modelos. Pero, esa no es la cuestión.


 Juana Dolores Romero, una premiada, hace dos manifestaciones en "Nuvol, el digital de cultura", entre otras; son interesantes  al hablar de la  existencia de una serie de condicionamientos  de su escritura poética. La primera refiere una toma de conciencia de la existencia de un antagonismo entre lucha ideológica y estética/belleza - eludamos todavía la necesidad de utilizar una serie de términos complejos de entender y construidos por la izquierda-: "cuando me doy cuenta que mi autosexualización que, a mi, me empodera y me encanta, es criminalizada por ciertos feminismo y parte de la izquierda independentista de este país....que parte de las izquierdas continúe percibiendo una mujer con rimel, con minifalda, con tacones, como una víctima del machismo y la despolitización, no sólo es una visión muy sesgada de la realidad, sino muy cutre".  La segunda refiere el problema de escribir - ella es poeta- una poesía sobre el amor, supongo, también heterosexual (esto lo digo para no ofenderla). "El amor es lo que todas los feminismos queremos, <<pero vamos de que no>>.¿Por qué? Como comentaba antes, porque nos preocupa más ir de progres. Y no hablo de los cuidados, hablo de deseo. Estamos sacrificando nuestra capacidad de sentir a cambio de un pin pseudoideológico. Y el amor no lo es, ideológico.  Y también lo estamos ideologizando. No se por qué estamos tan obsesionados en llamar " amor romántico"  a la violencia machista, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Incluso en el  mundo más justo, seguiría existiendo el desamor... Aunque parece que nuestras luchas están enfocadas a una especie de distopía extraña donde todo el mundo es feliz, donde todo el mundo hace lo que le gusta, donde nadie más sufrirá por amor porque tendremos relaciones abiertas ultra sanas con 100 personas diferentes. Porque, no lo olvidemos, por supuesto, todo el mundo habrá aprendido a "gestionarse" correctamente sus emociones. Dejadme en paz, quiero sufrir por amor sin sentirme culpable por hacerlo".

II.-

El marco ideológico resulta claramente un problema en ese grupo de escritoras; de ahí el grito en el personaje de Nati en " Lectura Fácil" de Cristina Morales:

"¿Les da miedo follar? Por ahí van los tiros, por ahí van las pelotas de goma de los antidisturbios sexuales. Han entendido liberación sexual como mera y simple asunción y visibilización de la personalidad no heteronormativa de gays, lesbianas, bixesuales y transexuales. Han acuñado el bello concepto de <<disidencia sexual>> para referirse a lo más superficial del sexo: a la identidad y a las pintas, a precisamente todo aquello que follando debería disolverse. ...Sin embargo, ¿es disidente sexual una tia supermaquillada y vestida como Beyónce, una tía incluso con tetas de silicona y una liposucción practicada, que quiere que la miren y que se acerquen y que la toquen porque esa mujer, simple y llanamente, tiene ganas de follar, no de conseguir dinero, no de conseguir un favor laboral, no de darle celos a otra persona, sino que quiere follar porque para  ella lo mejor del mundo es follar, porque no idealiza ni categoriza ni clasifica el acto sexual y los cuerpos que sexualmente actúan, sino que concibe el follar como algo más alejado de lo simbólico y más próximo a la fornicación, es decir, a la tarea de poner todas nuestras potencias al servicio del placer? ....Irónicamente, defienden el follar malo, el follar premeditado, el follar, en fin burgués. Halla placer el feminismo castrador en la elección consciente y calculada de pareja sexual como placer halla el consumidor en la elección de una mayonesa u otra en el supermercado, porque entienden estos feministas que follar es cuestión de gustos. ¡Nada menos que de gusto personal¡ - No en vano las personas que con más fruición e impulso miran el movil son las más aseadas. No en vano la higiene es la antesala del fascismo- El gusto y el deseo son casas bien distintas, esa mujer disfrazada de Katy Perry o de votante del PP en Nochevieja lo sabe. El gusto, que siempre nos viene moldeado por el poder cuando no directamente prefabricado, no es la brújula de esa mujer. Su brujula es su convencimiento de que, en este estado de escasez sexual en el que vivimos, cualquier insinuación, cualquier cadencia lúbrica de párpados, venga de quien venga, hombre, mujer o niño, es cómplice y camarada, es el santo y seña de los iniciados y de los opositores al régimen...El gusto , el elegir viene después, ya con la lengua dentro. Puede que esa lengua no sea buena. Puede que ese dedo no atine. Puede que ese aliento no queme. Pero ¿cómo saberlo mientras no se prueba? Probar es el riesgo. Acercarse a otro para dar y recibir, ahora sí, gusto, es el riesgo".

Los tres párrafos pueden servir para plantearnos un dilema; tal vez hay que añadir otro asunto, dado que  olvida una última deriva que va después del deseo y el placer, tal vez biológica, tal vez construida socialmente, que es el deseo de estar/permanecer con la persona que has encontrado. Ese momento complicado en donde la relación heterosexual entra en el campo asimétrico y sospechoso de la pareja - el poder del hombre -. Y eso sin tener presente que puede estar ya contaminado el encuentro desde el minuto uno, haya o no consentimiento. Y, a partir, de la relación amorosa hacer una poesía de ese encuentro.  Afortunadamente, para estas escritoras hay referencias pasadas - más allá de cualquier francés al uso-. Yo la tengo en el anaquel de mi librería, en varios lugares- no siempre entre los autores rusos-,  Marina Tsvetáieva, la poeta más libertina y libre de su generación - por ello, la más moderna, (1892-1941):

"Me gusta que no sufras por mí,
me gusta no sufrir por ti,
que la solida  esfera terrestre
no se nos abra a los pies.

Me gusta resultar divertida,
desinhibida, no medir las palabras,
y no enrojecer en una ola asfixiante
cuando nuestras mangas se rozan.

Me gusta que ante mí abraces
sin apuro a otra mujer,
y que por añoranza de mis besos
no  me desees el fuego infernal.
Que no tengas, mi dulce amor, noche y día
mi dulce nombre en tus labios...
Que para nosotros no vaya a sonar nunca
el Aleluya en el silencio de un templo

Gracias de todo corazón y de mi mano
por tanto que me quieres
                            - sin saberlo siquiera-
por mi reposo nocturno,
por lo raro de una cita al ocaso,
por no pasear juntos bajo la luz de la luna,
por el sol que brilla, aunque no sobre nosotros.
Gracias, porque no sufres -¡ay¡- por mí,
gracias, porque no sufro -¡ay¡- por tí.
 Sirva la poesía como posición frente a la necesidad de protegerse antes inclusive que se dé la oportunidad de encontrarse con alguien. Algunas de las declaraciones que se dan en el entorno de la ultraprotección se basan en el miedo a los sentimientos y deseos. Especialmente, cuando se da el entorno intergeneracional - es cierto, nuestras generaciones han dejado mucho que desear en cuanto al respeto-.  En el miedo a sufrir y recibir un daño. En un miedo, por tanto, a la vida. Curiosamente, como contrapartida de ese temor tan actual en esta sociedad neurótica, enferma - probablemente más ahora con el COVID-, está lo que esa poeta rusa y su generación sentían ante el hecho de la Revolución. Aquí la voz es la de Nadezhda Mandelstam, en "Hope Abandoned": "The young do not bother theirs heads about anything, and we were quite unconcerned by the fears and worries of our elders. Our grim-faced parents ent to their doom while we enjoyed life hugely". Le decía Pastenak : "Pero tu don abierto y claro cautiva debido a que, convirtiéndose en deber, eleva al hombre. Impone la libertad como una misión, como una comarca en donde se te puede encontrar. El verano de 1917 fue un verano de la libertad".

Oigamos la voz de Diotima de Mantinea, profetisa arcadia - le llama Robert Graves- cuando decía que "el amor del hombre tenía por objeto apropiado a las mujeres y que Moira, Ilitia y Callone - La Muerte, el Nacimiento y la Belleza- formaban una triada de diosas que presidían todos los actos de la generación cualesquiera que fuesen: físicos, espirituales o intelectuales". Hoy, como ayer, no hay mujer poeta que no se enfrente a ello. Que no tenga que retornar cada vez que nace en ella La Musa.




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