Cinismo, un pecado de la "inteligencia" española, o un capital de la mundial


I

Entre mis hábitos adquiridos está comprar esporádicamente el Correo los domingos. Algunos pensareis que no tiene sentido hacerlo si el Grupo Vocento tiene el "ABC" en Madrid, pero la diferencia es abismal: uno,  es divertido y ligero, el otro, es aburrido, vamos un tostón. Ambos es cierto que tienen la revista mensual XL Semanal. Pues bien, en el Núm.. 1479, leí una reportaje sobre la "Colonia Dignidad".

En ella, aparece Sergio, una víctima, extracto el testimonio:

"Sergio está sentado en su silla de ruedas. Es un hombre siempre de buen humor. Fabrica adornos de madera para las bodas que ahora constituyen la principal fuente de ingresos de la antigua secta. Recibe un salario de 250 euros al mes. «Estoy contento con el sueldo», afirma. Durante 30 años trabajó en régimen de esclavitud, hasta 16 horas al día, sin recibir nada a cambio. No se marchó cuando Schäfer huyó de la colonia en 1997. (...).

«¿Adónde podría haber ido? dice. No todo era malo. Tampoco Schäfer era malo en todo. Construyó una escuela para los niños del pueblo y un hospital infantil». ¿Pero no abusó sexualmente de usted? «Eso es cierto. Era un sádico. Pero a través de las necesidades del alma encontré a Dios».

Intentamos desviar la conversación hacia las injusticias que se cometieron con él, pero responde que el odio es obra del diablo, que prefiere perdonar. Solo al final admite tener un deseo, un anhelo, y hace que suene como un pecado mortal: «Me gustaría besar a una mujer una vez en mi vida».

Muchos de los habitantes de Colonia Dignidad no conocieron el amor hasta los 40 o 50 años. Vivían en un mundo propio, un Estado dentro del Estado, en el que incluso mirar a una chica se castigaba con la vara. Los niños no podían ir a la escuela, ni leer la Biblia ni ver la televisión, y en los libros se tachaban todos los pasajes en los que se hablase de amor o de la familia".

Vuelve mi estomago a estar  ciertamente revuelto cuando leo  estas líneas. En el reportaje se indica que, en la actualidad hay una película  reciente con el nombre de "Colonia Dignidad". La película enlaza el golpe pinochetista con las actividades del sádico dirigente de la Colonia Paul Schäfer.

II.-

En el periódico Ahora, Número,  del fin de semana del 11 al 3 de marzo, aparece un reportaje titulado "El Intermedio: o el precio de contar verdades", para ello entrevistan a "Wyoming". En ella, el personaje hace una serie de declaraciones pero e reciben informaciones también, como mínimo, polémicas. Recojo algunas:

  1. “No soy de izquierdas, nunca he militado en ningún partido. Digo la verdad. Eso dicen que es ser de izquierdas…, pues cojonudo. Bueno, yo ya sospechaba que la honestidad estaba más a la izquierda que a la derecha —explica Wyoming con ironía—. Pero yo era ya así antes de tener dinero. Si hubiera sido facha de joven, como la inmensa mayoría de mis compañeros, mis 10 pisos serían 100. A mí este discurso me perjudica. Te aseguro que me dan mucha envidia mis amigos de derechas, que esos sí que no tienen ningún problema.”
  2. Lo que piensa Wyoming no tiene por qué ser lo que dice en El Intermedio. O sí. Pero ni una sola coma de lo que dice en el Intermedio la ha escrito él, ni siquiera sus reflexiones en el pico de la mesa. Mientras hablamos, casi a las 20:00, ha recibido el guion. Lo leerá en el camerino, lo releerá luego en el plató en un ensayo previo con su copresentadora, Sandra Sabatés, un par de guionistas y el realizador, y lo repetirá en directo, a partir de las 21:30 de la noche. Sin añadir ni quitar ni una palabra. “Cero. Yo soy solo el presentador”.
  3. “Creo que sí —dice el director—. Ya lo hacíamos cuando estaba Zapatero… Evidentemente, es más difícil para nosotros criticar una ley sobre el matrimonio homosexual que una ley mordaza. Pero con un gobierno de izquierdas tendríamos que mantener nuestra labor de fiscalización. Todos los gobiernos cometen errores y un programa como este vive de esos errores.” Sabatés coincide: “Hay que estar ahí para ver, criticar y analizar lo que pasa, independientemente del gobierno que haya.”
III

Hay una cierta asociación entre "ser honesto" en el periodismo, que  es lo mismo que decir la verdad, y "pagar un precio",  que, en esencia, es sólo tener 10 chalets en vez de 100,  como pasa en el caso de "mis compañeros". No vamos a entrar en el tema de que los demás mortales - los que no somos periodistas-, si tenemos una propiedad está hipotecada. Es ciertamente bajo entrar en esta conexión. Sino que el problema está " en si". Es decir la identificación entre honestidad/verdad/acceso o no a la riqueza. Se me hace que, aunque no lo quiera, los intervinientes siguen rezumando la idiosincrasia pequeñoburguesa, industriosa, "protestante" que, allá desde los tiempos del amado Aznar, hacía a todo español "espabilado" rico en poco tiempo.

Volvamos al primer ejemplo, para rematar la idea del cinismo, en su vertiente mundial y, en este caso, hipócrita, farisaica: la necesidad de que, toda desgracia, abuso,  falsedad, deba estar en el "OTRO"; es decir a cierta distancia de nuestra bonita y tranquila conciencia. La distancia la marca el "pozo" en donde recojo los ejemplos: nazismo, pinochetismo.  La conciencia, en estos casos, siempre alerta, pronta a toda labor de fiscalización. Pena, a cambio sólo de 10 pisos.


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