Claudia Cardinale, Burdeos y la identificación antimoderna

I.-

15 de enero de 2017

Viajar en Invierno tiene estas cosas. Burdeos, restaurante "Le noailles", me dan una mesa en la entrada. Patricia se enfada por esa manía de los franceses del reducido tamaño de las mesas. Cuando cedo el paso a Patricia, me doy cuenta de que la mujer, extrovertida, de mirada felina, que se levanta para permitir el paso a mi mujer es Claudia Cardinale.

Viéndola sigo entendiendo la diferencia entre ella y Laura Antonelli; razón por la cual, a ésta última la eligieron para "el inocente" viscontiano y no para el Gatopardo. 

Antes, he disfrutado de varios momentos: a) Misa dominical y de iniciación scout en San Luis - lo que me permitirá disfrutar de un café y dulces-;  afortunadamente cantan en latin la oración del cordero de Dios (agnus dei que tollis peccata mundi miserere nobis) ; b) paseo por la orilla del Garoña, junto a un mercado de alimentación - costumbre siempre apropiada de visitarlo que tenemos los dos-. el día es frio y desangelado. La ciudad comercial está vacía. Miro con desagrado la estatua de Goya enfrente de una iglesia dominicana. Tiene un hermosísimo fresco prerafaelita de Santa Teresita del Niño Jesús.

II.-

7 de febrero de 2017

El proceso catalán deja escenas maravillosas, detrás del estrado de los acusados, sentados están Cayetana Alvarez de Toledo y Arcadi Espada, van viendo pasar la sesión. A la tarde y mañana siguiente, trazarán una serie de artículos que nos dejarán insatisfechos, por repetitivos y inconsecuentes. Cayetana aparentemente pide ya tomar medidas contra el Gobierno catalan actual. Arcadi se lame en las heridas de la falta de creencia del Estado en el desafío independentista. 

Mientras, una masa de ciudadanos canta un himno en una calle y lugar con significado, se recargan ideológicamente para la próxima batalla. El Estado de Derecho y el principio de legalidad no son bastante para pararlo.